La puta de mi casera es una señora loca, vieja, fea y desocupada que, mea culpa, no ha cobrado este mes. No es que no vaya a cobrar nunca más, es que lo cobrará el siguiente, y aunque por activa y pasiva, conteniendo mi mala leche y hablándole siempre en términos de paz he intentado hacérselo saber, la guarra me hace del orden de las treinta llamadas perdidas diarias. Es un puto crack, en diez minutos puede dejar tranquilamente catorce o quince perdidas. Le he explicado también de buenas formas que si no le cojo el teléfono es porque no puedo bien porque estoy con gente, bien porque no tengo el teléfono encima, que no hace falta que marque, cuelgue, remarque, cuelgue, remarque, cuelgue, entre otras cosas porque me deja sin bateria, pero cuando la muy cerda dice de marcar, no hay quien la detenga. Hablamos todos los días entre 2 y 3 veces (le doy apoyo moral), y en cada conversación me trata como si fuera una asesina, - Señora, soy una morosa, y le debo un mes, y ya le he dicho que el m
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