Ir al contenido principal

Le quería tanto...

...que nada fue igual después. Le quería tanto, que jamás volvió a sentir (tener) amor similar.

Le quería tanto, que arrugó todas y cada una de las líneas de expresión de su cara con un desconsolado llanto que nada solucionaría, pero que tanto demostraba.

Le quería tanto, que cada fracaso amoroso posterior, era una victoria merecida.

Tanto, que impregnó de él toda derrota posterior.

Tanto, que todavía no es momento, siquiera de esto.


Comentarios

  1. Que matices mas tristes tiene el amor...Cuando consigo entender que amor y dolor van de la mano, me siento un poquito mas grande, por un breve espacio de tiempo, porque en verdad soy bastante ignorante en esto y a menudo creo firmemente y equivocadamente que son cosas contradictorias.
    Voy camino a ser valiente...espero saber reconoceros, si alguna vez lo consigo, a los que ya lo sois.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¿Cómo lo ves?

Entradas populares de este blog

Iter-acciones

Me buscas, apareces, robas mi calma y con ella desapareces.  El tiempo todo lo cura, pero no existe éste si regresas.  Si vuelves esparciendo mi tranquilidad. Ignorando mi paciencia.  Con ironía e inexplicables negativas envasadas al vacío.  La obligación sobre la devoción, ya había oído antes esa canción. Más desconoces que la luna juega de mi parte.  Pronto vendrá otra noche solitaria y el alcohol ganará de nuevo la batalla. Avanzará sinuoso por tu cuerpo y por tu mente.  Dejaran de ser tuyos.  Serán entonces del deseo, que es mío. Y volverás para otra vez no quedarte.  Con tu calma y sin la mía. Con mi impaciencia y tu ironía.

Cabeza abajo. Siempre tuya.

Aquí estoy, cabeza abajo y no muy segura de estar fresca del todo. Ha pasado un montón de tiempo, y otro montón de cosas. He sido consciente de repente, de un momento a otro, de que hubiera dado todo, por reencontrarte y ponerte al día. Sé que te hubiera hecho muy feliz. Recuerdo perfectamente el momento en el que me perdí contigo, pero no encuentro el momento en que me perdí de ti, y sigo dándole vueltas. Han hecho falta once años para que esta cabeza loca haya entendido todo aquello que decías, y que guardo, de una manera u otra, y que releo y releeré. Once años para tomar conciencia de hasta qué límites mis handicaps me han mantenido con los ojos vendados. Pasan los años, vivencias cada vez menos nuevas, gente que viene y va, y no, tú lo sabías, nadie se queda. Debía optimizar mis prioridades, reestructurarlas, espabilar, tomar conciencia y sobre todo ponerme manos a la obra para empezar a resolver. Ahí es cuando miras atrás, detectas claramente tus errores y p...