Un local público, un cruce de miradas. Puro entendimiento mutuo. Natural. Húmeda e imposible de rechazar. Despojada de vestimentas, servida para tu lujuria. Deseándote y despertando tu deseo. Impaciente. Excitada, apoyada en el lavabo dándote la espalda. Ofrecida. Controlando en el espejo tus movimientos. Tu cara de placer, la mía. Avivando la llama, complicando el juego. Agitando la cadera libidinosa. Esperando tu contacto. Sintiéndote al fin. Retorcida. Fuera de mí, fuera de ti. Dentro de mí. Tus dientes en mi cuerpo, mis manos amortiguando cada vaivén. Mis gemidos, los tuyos. Mis gritos, los tuyos. Mis palabras subidas de tono, las tuyas. Reflejos en el espejo, nuestro orgasmo. Creo que me muero, creo que te mato.
Suerte que alguien abrió la puerta.
Suerte que nos importó bastante poco.
Sencillamente genial...
ResponderEliminarbesos morbosos
Encantadores esos juegos, esas miradas con las que no hace falta más, ese momento de exhibición cuando el mundo sólo tiene dos habitantes. Suerte que disfrutaste, suerte que te tuvo y pudo gozarte.
ResponderEliminarBesos honestamente envidiosos
:-)
Escribes muy bien, Marta PC...nadie te lo ha dicho?
ResponderEliminarLola, ya sabes aquello...unos dicen que muy buena, otros que muy mala, en cualquier caso...cuándo repetimos sushi ? ;)
ResponderEliminar:)
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